La prisa y la falta de tiempo es el mal de nuestros días: un ritmo de vida frenético que se transmite en una “ocupación” permanente, que por desgracia, hace prevalecer lo urgente sobre lo importante, y que acaba repercutiendo en nuestra imagen se vea afectada negativamente. Y es que ese constante estado de ocupación no siempre es el signo de una fructífera carrera profesional, sino de una inadecuada gestión del tiempo e incluso de cierta ineficacia.


Pero además, muchas veces, empujados por un modelo social que nos hace pensar que una agenda repleta es sinónimo de “éxito”, usamos este argumento a modo de excusa, ya que se trata de un concepto bastante vago a la hora de dar una razón para no acometer una tarea o no encontrarnos con alguien.


Por lo tanto, antes de rechazar un encuentro social, personal, laboral… bajo el argumento de lo muy ocupado que estás, párate a pensar en lo que puede implicar esta afirmación y qué significa realmente. Lo primero que estás diciendo es que tus otras obligaciones son prioritarias insinuando así que tu tiempo tiene más valor que el de la otra persona. Además, puedes dar la impresión de que no eres lo suficientemente productivo a la hora de sacar adelante tus obligaciones diarias, que eres obsesivo con tu trabajo o que no te organizas de forma adecuada. Y que por lo tanto todo ello te lleva a eliminar ciertos compromisos, y a rechazar esa propuesta en concreto, demostrando así que no es de especial interés para ti.


¿Te sientes reflejado? No te apures: es un mal que muchos compartimos, pero que tiene solución con cierta voluntad y autoexigencia. Y también con un sencillo truco que además de ayudarte a eliminar este “vicio” de usar a modo de excusa que no tienes tiempo, te ayudará a entender por qué te falta especialmente para algunas actividades concretas; en vez de decir lo ocupado que estás, di simplemente: “No me es posible porque tengo otras prioridades”.

 

¿Suena duro? Lo es; incluso hostil y prepotente. Pero también resulta más sincero y realista, y te ayudará a afrontar con honestidad tu falta de voluntad para cumplir con ciertos compromiso. Y es que el hecho de tener que afrontar y exponer francamente que debes rechazar una determinada propuesta por esa razón, seguramente te anime a ser mucho más operativo para no deteriorar tus relaciones. ¡A nosotros nos funciona!