Durante las semanas de confinamiento muchas personas que solían desplazarse día a día a la oficina se han visto obligadas a teletrabajar. Una opción que para los empleados que se ven obligados a fichar puede parecer muy atractiva, y que sin duda tiene implícitas muchos pros, pero que no está exenta de ciertos contras. Y es que hay muchos aspectos que se echan de menos cuando se trabaja en casa.

Tanto si estás en el momento de definir qué modalidad de trabajo es más ventajosa para tu empresa como si eres un autónomo que se está planteando la posibilidad de acogerse a una u otra opción, te vendrá bien hacer un análisis exhaustivo de ambos contextos para optar por la mejor fórmula para ti o tu equipo.

Para ayudarte, queremos ofrecerte una breve lista con las cosas que más pesan habitualmente a la hora de trabajar en casa como freelance o de implantar el teletrabajo, como empresa.

¿Extrañan algo los profesionales independientes de trabajar en una oficina?

Como tú te lo guisas y tú te lo comes, igual piensas que esta decisión puedes dejarla para más adelante, o tomarla de forma apresurada. Nosotros te aconsejamos que pongas en la balanza hasta qué punto te compensa estar en tu casa como una de las partes esenciales de tu proyecto. Para hacerlo, te recordamos algunas de las cosas que echarás de menos si decides confinarte voluntariamente.

1. La funcionalidad de una oficina. 

Seguramente puedas optar a acomodar un espacio con mobiliario ergonómico, hacerte con una buena impresora, diseñar la mejor iluminación… o quizá seas de los afortunados que tienen una envidiable luz natural en casa, y justo además en ese espacio que has decidido convertir en tu oficina. Pero, en honor a la verdad, es harto complicado que todos esos elementos cuadren. ¿Por qué? Porque, aun siendo funcional, un piso está pensado para vivir en él, mientras que un espacio de trabajo, aun siendo confortable y acogedor, ha debido ser creado, diseñado y amueblado para cumplir con otra función muy distinta. Aunque no estés mal en casa, difícilmente tendrás los recursos que te ofrece un lugar profesional. Y eso, aunque creas que no cuenta, día, tras día, semana, tras semana, mes tras mes… acaba pesando.


2. Interactuar con otros.

Lo has oído hasta la saciedad, pero el hecho de que siempre se diga no lo hace menos cierto: somos animales sociales. Puede que en algunos momentos agradezcas el silencio (si lo tienes) en tu casa, y que no venga nadie a darte la brasa ni a plantearte una reunión absurda. Vale. Pero conversar, compartir los sinsabores o las alegrías, o simplemente consultar una duda momentánea en relación a un aspecto de índole emocional o humano de tu trabajo es algo que se echa de menos cuando no se tiene.Aunque tu gato o tu perro pueden darte apoyo, y mucho, tú sabes bien que no es lo mismo.


3. Exposición es inspiración.

Tu imaginación puede ser un caballo desbocado, y quizá navegues por Internet con tal ligereza que encuentres las ideas más increíbles para inspirarte en tu día a día. Pero un espacio concebido para inspirar, con sus peculiaridades, sus ocupantes y las anécdotas que acoge repercutirá en que tus ideas se refresquen y tu mente se resetee con muchísima más facilidad.


4. Rutina sin distracciones cotidianas.

¿Quién estando en casa no hace algún que otro paroncito para solventar esa cuestión doméstica que de repente le viene a la cabeza? Mientras que en la oficina la cocina es un punto de encuentro para departir, conversar e incluso colaborar, en tu casa es ese espacio en el que siempre hay alguna cosa por hacer. A no ser que seas realmente estricto, el amo o ama de casa que habita en ti aflorará de manera repentina cuando menos te lo esperes.


5. Relaciones laborales cruzadas. 

Conocer a profesionales con los que compartas actividad es interesante, pero más lo es enriquecerte con las aportaciones de otras empresas y trabajadores de otros campos. ¿No son las sinergias otra forma de abrir oportunidades de trabajo? Pues esto en casa, no pasa.


6. Tener un horario: flexible, pero tenerlo.

Una de las ventajas de trabajar en casa es organizarse uno con total libertad. Y sí, lo de la libertad está genial, pero lo de organizarse uno, aún mejor. En este sentido, no cumplir con un horario estricto puede convertirse en una absoluta pesadilla. Y no solo porque repercute en tu productividad, sino porque el desorden te hará terminar invadiendo las horas que debían estar dedicadas a tu tiempo libre. Y eso, además de hacerte menos eficiente, terminará agotándote. Salir a trabajar fuera, aún teniendo la posibilidad de acudir cualquier día a cualquier hora a tu oficina, facilita el cumplimiento de un horario laboral y deja espacio para tu vida personal.

7. Tu hogar.

Trabajar en casa significa convertir tu hogar en oficina. Y aunque cuentes con una habitación independiente y exclusiva para ello, la sensación de que estás en tu entorno laboral no te abandonará fácilmente. ¡Con lo que gusta eso de sentir que por fin estás en casa tras una larga jornada!

¿Qué es lo más conveniente? Siempre optar por fórmulas flexibles que se basen en la confianza pero garanticen una experiencia de trabajo rica e inspiradora.

Si necesitas ayuda para saber qué es lo mejor para ti o para tu equipo y qué medidas de seguridad necesitas, no dudes en contactarnos, estaremos felices de compartir contigo :)