Si tuvieras que dividir tu actividad diaria en tres partes genéricas, estoy seguro que te saldría dormir, trabajar y vida social, ¿verdad? Pues bien, hay una teoría social llamada “Los tres ochos”, y está basada en conseguir un equilibrio entre estas tres partes con el fin de mantener una mente y un cuerpo sanos, y una óptima actividad productiva. La teoría se plantea de esta forma: si el día tiene 24 horas, ocho son para el descanso, ocho para el trabajo y otras ocho para el ocio. Vamos por partes:

Ocho horas de sueño: dormir lo suficiente es la clave para mantener un buen estado físico y mental. Mantener un horario regular a la hora de acostarte y levantarte te ayudará a tener un sueño más reparador. Si duermes bien rindes más y rindes mejor. La mayoría de las personas adultas  necesitan entre 6 y 9 horas por noche, si te pasas o te quedas corto, puede que tengas efectos perjudiciales en tu salud (cambios de humor, falta de concentración, agotamiento y mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas a largo plazo)


Ocho horas de trabajo: es lo máximo que debemos dedicar a nuestra actividad para ser realmente productivos. Trabajar más de ocho horas al día no sólo perjudica la salud, sino que además reduce la capacidad y la motivación de los trabajadores. En tu tiempo de trabajo planifica bien tus tareas y desconecta en cuanto las acabes. Recuerda que trabajas para vivir, no vives para trabajar.


Ocho horas de ocio: son tan importantes como las horas de sueño y de trabajo, y nos pueden ayudar a mantener un estado anímico más positivo. No debemos pensar que estamos perdiendo el tiempo porque podríamos adelantar trabajo pendiente. Ocuparte de tus relaciones sociales con  familia y amigos es una de las mejores opciones para invertir tu tiempo libre. Si además tienes algún hobbie o haces  deporte, o dedicas algo de tiempo a tu propio cuidado personal, simplemente disfrutarás más de la vida.


En definitiva, planificar nuestro tiempo  tomando como referencia esta teoría, nos ayudará a tener una vida más sana, productiva y equilibrada.


Photo: Giuseppe Palmisano